
La serie trata de dos neozelandeses que tiene un grupo, y emigran a Nueva York para progresar, pero no se adaptan. Son marginados hasta por un frutero hindú. Quieren ligar con muchas tias, pero se rien de ellos en su cara. Son muy pobres, pero parecen felices. Te contagian su ilusión por la vida. Me encanta su amistad, y como se quieren y se comunican con lo frios que son (sobre todo Jemaine).
El contrapunto genial a todo esta locura la pone Murray, su manager. Otro Neozelandes que trabaja en la embajada, y en horas de trabajo les planifica los conciertos. En fachada parece una persona normal, pero en el fondo es tan desgraciado como ellos. Aparenta llevar una vida normal de funcionario, y en fondo es el que más solo está, y es igual de friki que ellos.